En este abril, después de un año y dos meses, los colaboradores del Sanatorio ASCIM junto con el equipo de Clínica Pastoral terminamos de leer y considerar los 16 capítulos del Evangelio según Marcos. Este libro plantea como eje transversal una cuestión clave: ¿Quién es realmente Jesús? Es como si el autor quisiera que esta pregunta merodee constantemente en la mente del lector de principio a fin y que sus relatos lo lleven a contestar, a tomar una decisión, porque si Jesús no era quien dijo ser, entonces no afecta a nadie en nada, pero si sí era quien dijo ser, entonces, queramos o no, afecta a todos en todo.
La vida está llena de frases, pensamientos o afirmaciones controversiales que parecieran nos obligan a tomar una decisión, qué vamos a opinar, de qué lado hemos de estar, incluso, nos llevan a discutir y defender firmemente nuestro punto de vista y nuestro parecer acerca de tal o cual asunto. Justamente el Evangelio según Marcos termina con una frase así, “Ha resucitado, no está aquí… él va a Galilea, allí lo verán”. Esta afirmación ha sido tan determinante para millones de personas tanto que, sus valores, su ética, sus proyectos de vida, sus decisiones, han girado en torno al hecho de que creyeron en aquel que dijo que volvería de la muerte e iría a Galilea a reencontrarse con los suyos. Así también, para millones de personas, esta frase no tiene absoluta relevancia o al menos no la suficiente para hacerla el eje de sus vidas.
Pero volvamos (al menos imaginariamente) a Galilea. ¿Por qué Jesús (si es que no estaba mintiendo) dijo a sus discípulos que allá los volvería a ver después de resucitar? Según la Biblia, fue en esta región norteña de Israel donde Jesús los conoció y los llamó, allí hizo su primer milagro (y muchos otros), allí recorrió, alrededor de 3 años, por tierra y agua predicando las buenas noticas del reino de Dios, luego fue a otra región, la de Judea, y subió a Jerusalén para ser entregado a las autoridades, juzgado y condenado a muerte en una cruz romana. Algo que hace espectacular este evangelio es su final abrupto y seco. Aquel domingo por la mañana, cuando el sol apenas asomaba, 3 mujeres recibieron las nuevas de que Jesús ya no estaba en la tumba, sino que iba de camino a Galilea, tal como lo dijo; sí, iba al mismo lugar donde todo había comenzado, de vuelta a aquella región dónde la gente se empezó a preguntar por primera vez en la historia: ¿Quién es este?
El relato termina con suspenso, drama, incertidumbre y miedo… ¡Y claro que sí! Los muertos no regresan a su hogar (¿o sí?). Ahora le toca a cada lector decidirse al respecto, Marcos ya hizo su trabajo.
Y quizás, el final de este libro, sea tan solo el principio…