A fines del siglo XIX el Chaco paraguayo fue hogar solamente de los indígenas. En aquel entonces vivían aquí tres familias lingüísticas con diez grupos tribales, también llamados etnias. La parte central del Chaco Paraguayo ocupaban los grupos de los Maskoy. Estos se subdividían en Lengua, Toba, Sanapaná, Angaité y Guaná, todos dialectos de origen lingüístico común. Hacia el sur de los Maskoy, entrando en el Chaco Argentino, vivía la familia de los Mataco, de los cuales tres grupos vivían al norte del Río Pilcomayo: los Nivaclé, los Choroti y los Macá. La parte del Chaco norteño pertenecía a dos grupos de la familia Zamuco, los Chamacoco y los Ayoreo (también llamados Moro).
Descendientes de los Guaraní Orientales vinieron después de la Guerra del Chaco para asentarse en las cercanías de Mariscal Estigarribia y en la Colonia Fernheim. Desde 1936 vinieron grupos Nivaclé periódicamente a la colonia para desempeñarse en la cosecha. Con el tiempo decidieron quedarse a vivir aquí. Les siguieron otros grupos menores de la familia Maskoy del Este y más tarde también los Ayoreo del Norte. Así el Chaco paraguayo se transformó en una patria para una multitud de grupos étnicos con sus diferentes matices culturales.